El glutatión es un tripéptido lineal con un grupo sulfhidrato compuesto de L-glutamina, L-cisteína y glicina. Juega una función importante en la protección de las células del cuerpo, ya que es un potente antioxidante. En los seres humanos, la falta de glutatión conduce a la aparición de muchas enfermedades, como el pyrinsonismo tipo I, la intoxicación por alcohol y otras. Los experimentos in vivo e in vitro han demostrado que la falta de glutatión puede causar daños a las mitocondrias y la muerte celular causada por un aumento en el número de especies de oxígeno tóxicas, lo que lleva a un aumento en el número de radicales libres.
El glutatión es capaz de prevenir el daño celular al combinarse con sustancias tóxicas y/o sus metabolitos. La neutralización de los xenobióticos con glutatión se puede llevar a cabo de tres maneras diferentes: conjugando el sustrato con glutatión, como resultado de la sustitución nucleofílica, y como resultado de la reducción de los peróxidos orgánicos a alcoholes.
El sistema de neutralización de glutatión desempeña un papel único en la formación de resistencia a una amplia variedad de influencias y es el mecanismo de defensa más importante de la célula. En el curso de la biotransformación de algunos xenobióticos con la participación de glutatión, se forman tioéteres, que luego se convierten en mercaptanos, entre los cuales se encuentran productos tóxicos. Pero los conjugados de glutatión con la mayoría de los xenobióticos son menos reactivos e hidrófilos que las sustancias originales, y por lo tanto son menos tóxicos y más fáciles de eliminar del cuerpo.
El glutatión se une a una gran cantidad de compuestos lipofílicos (neutralización física), impidiendo su introducción en la capa lipídica de las membranas y la disfunción de la célula.
Así, el glutatión mejora la estabilidad de la membrana celular, protege la membrana de las células hepáticas, aumenta la actividad de las enzimas y el hígado, y promueve la desintoxicación y la actividad regenerativa del hígado al destruir los radicales libres.
Con la administración intravenosa, los contenidos del vial se disuelven en 250-500 ml de 0.9: solución de cloruro de sodio.